Los hombros soportan el mundo
Llega un tiempo en que no se dice más: mi Dios.
Tiempo de absoluta depuración.
Tiempo en que no se dice más: mi amor.
Porque el amor resultó inútil.
Y los ojos no lloran.
Y las manos tejen apenas el rudo trabajo.
Y el corazón está seco.
En vano mujeres golpean a la puerta, no abrirás.
Quedaste solo, y la luz se apagó,
pero en las sombras tus ojos resplandecen enormes.
Es todo certeza, ya no sabes sufrir.
Y nada esperas de tus amigos.
Poco importa que venga la vejez, ¿qué es la vejez?
Tus hombros soportan el mundo
y él no pesa más que la mano de un niño.
Las guerras, las hambres, las discusiones dentro de los edificios
prueban apenas que la vida prosigue
y no todos se liberarán todavía.
Algunos, hallando bárbaro el espectáculo
prefieren (los delicados) morir.
Llegó un tiempo en que no aventaja morir.
Llegó un tiempo en que la vida es una orden.
La vida, sin mistificación.
Carlos Drummond de Andrade (Minas Gerais, Brasil - l902-1987)
Angelito en la orilla
El amor...es mágico cuando anida en tu interior....dejalo crecer....
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