Angelito en la orilla

Angelito en la orilla
واميليا جون هو أكثر بكثير من الحب

El amor...es mágico cuando anida en tu interior....dejalo crecer....

El amor...es  mágico cuando anida en tu interior....dejalo crecer....
اميليا جون سيكون معا إلى الأبد

sábado, 27 de septiembre de 2008

"Poema 12 "Oliverio Girondo (escritor argentino)

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan.

domingo, 21 de septiembre de 2008


"Doña Primavera ".Gabriela Mistral

Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero y
en naranjo en flor.

Lleva por sandalias

unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.

Salid a encontrarla

por esos caminos.
¡Va loca de soles y
loca de trinos!

Doña Primavera

de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...

No cree al que le hable

de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?

¿Cómo va a encontralas

junto de las fuentes
de espejos dorados y
cantos ardientes?

De la tierra enferma

en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.

Pone sus encajes,

prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...

Doña Primavera

de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:

Rosas de alegría,

rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

"La sentencia"

Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.
Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.
Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:
-¡Cayó del cielo!
Wei Cheng, que había despertado, la miró con perplejidad y observó:
-Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así.


Wu Ch'eng-en, (Chino, 1505 - 1580)

"De árbol a árbol "Mario Benedetti ( escritor uruguayo)

Seguro que los diarios no lo preguntarán
los árboles ¿serán acaso solidarios?
¿Digamos el olivo de Jaén
con el terco quebracho de entre ríos?
¿o el triste sauce de tacuarembó con
el castaño de campos elíseos?

¿Qué se revelarán de árbol en árbol?
¿Desde westfalia avisará la encina
al demacrado alerce de tirol
que administre mejor su trementina?
Seguro que los diarios no lo preguntarán los árboles
¿serán acaso solidarios?

¿Se sentirá el ombú en su pampa húmeda
un hermano de la ceiba antillana?
¿los de ese bosque y los de aquel jardín
permutarán insectos y hojarasca?
¿Se dirán copa a copa que aquel muérdago
otrora tan sagrado entre los galos
usaba chupadores de corteza
como el menos cordial de los parásitos?
Seguro que los diarios no lo preguntarán
los árboles
¿serán acaso solidarios?

¿Sabrán por fin los cedros libaneses
que su voraz y sádico enemigo
no es el ébano gris de Camerún
ni el arrayán bastardo ni el morisconi
la palma lineal del camagüey
sino las hachas de los leñadores
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?

Mario Benedetti: (Uruguayo, contemporáneo)

Soneto XXV Pablo neruda ( escritor Chileno)

SONETO XXV
Antes de amarte, amor, nada era mío:

vacilé por las calles y las cosas:
nada contaba ni tenía nombre:
el mundo era del aire que esperaba.

Yo conocí salones cenicientos,

túneles habitados por la luna,
hangares crueles que se despedían,
preguntas que insistían en la arena.

Todo estaba vacío, muerto y mudo,

caído, abandonado y decaído,
todo era inalienablemente ajeno,
todo era de los otros y de nadie,

hasta que tu belleza y tu pobreza
llenaron el otoño de regalos.

Pablo Neruda, 1959
Tomado del libro "Cien sonetos de amor

martes, 16 de septiembre de 2008

"Una mujer desnuda" Mario Bendetti(escritor uruguayo)

Desnuda una mujer vale la pena
cuando la contemplamos a distancia,
porque después si estamos sobre ella
sólo la vemos con la boca ansiosa.

Una mujer desnuda es un silencio
que no admite pudor ni violaciones,
un silencio a menudo tembloroso
de tanto amor y tanta profecía.

Una mujer desnuda tiene normas,
puede dejarse amar con toda el alma,
con todo el cuerpo a veces
pero nunca con el arte de besos fariseos.

Mario Benedetti

jueves, 11 de septiembre de 2008

Muebles "El Canario" Felisberto Hernández (Uruguayo 1902-1963)

La propaganda de estos muebles me tomó desprevenido. Yo había ido a pasar un mes de vacaciones a un lugar cercano y no había querido enterarme de lo que ocurriera en la ciudad. Cuando llegué de vuelta hacía mucho calor y esa misma noche fui a una playa. Volvía a mi pieza más bien temprano y un poco malhumorado por lo que me había ocurrido en el tranvía. Lo tomé en la playa y me tocó sentarme en un lugar que daba al pasillo. Como todavía hacía mucho calor, había puesto mi saco en las rodillas y traía los brazos al aire, pues mi camisa era de manga corta. Entre las personas que andaban por el pasillo hubo una que de pronto me dijo:
-Con su permiso, por favor...
Y yo respondí con rapidez:
-Es de usted.
Pero no sólo no comprendí lo que pasaba sino que me asusté. En ese instante ocurrieron muchas cosas. La primera fue que aun cuando ese señor no había terminado de pedirme permiso, y mientras yo le contestaba, él ya me frotaba el brazo desnudo con algo frío que no sé por qué creí que fuera saliva. Y cuando yo había terminado de decir "es de usted" ya sentí un pinchazo y vi una jeringa grande con letras. Al mismo tiempo una gorda que iba en otro asiento decía:
-Después a mí.
Yo debo haber hecho un movimiento brusco con el brazo porque el hombre de la jeringa dijo:
-¡Ah!, lo voy a lastimar... quieto un...
Pronto sacó la jeringa en medio de la sonrisa de otros pasajeros que habían visto mi cara. Después empezó a frotar el brazo de la gorda y ella miraba operar muy complacida. A pesar de que la jeringa era grande, sólo echaba un pequeño chorro con un golpe de resorte. Entonces leí las letras amarillas que había a lo largo del tubo: Muebles "El Canario". Después me dio vergüenza preguntar de qué se trataba y decidí enterarme al otro día por los diarios. Pero apenas bajé del tranvía pensé: "No podrá ser un fortificante; tendrá que ser algo que deje consecuencias visibles si realmente se trata de una propaganda." Sin embargo, yo no sabía bien de qué se trataba; pero estaba muy cansado y me empeciné en no hacer caso. De cualquier manera estaba seguro de que no se permitiría dopar al público con ninguna droga. Antes de dormirme pensé que a lo mejor habrían querido producir algún estado físico de placer o bienestar. Todavía no había pasado al sueño cuando oí en mí el canto de un pajarito. No tenía la calidad de algo recordado ni del sonido que nos llega de afuera. Era anormal como una enfermedad nueva; pero también había un matiz irónico; como si la enfermedad se sintiera contenta y se hubiera puesto a cantar. Estas sensaciones pasaron rápidamente y en seguida apareció algo más concreto: oí sonar en mi cabeza una voz que decía:
-Hola, hola; transmite difusora "El Canario"... hola, hola, audición especial. Las personas sensibilizadas para estas transmisiones... etc., etc.
Todo esto lo oía de pie, descalzo, al costado de la cama y sin animarme a encender la luz; había dado un salto y me había quedado duro en ese lugar; parecía imposible que aquello sonara dentro de mi cabeza. Me volví a tirar en la cama y por último me decidí a esperar. Ahora estaban pasando indicaciones a propósito de los pagos en cuotas de los muebles "El Canario". Y de pronto dijeron:
-Como primer número se transmitirá el tango...
Desesperado, me metí debajo de una cobija gruesa; entonces oí todo con más claridad, pues la cobija atenuaba los ruidos de la calle y yo sentía mejor lo que ocurría dentro de mi cabeza. En seguida me saqué la cobija y empecé a caminar por la habitación; esto me aliviaba un poco pero yo tenía como un secreto empecinamiento en oír y en quejarme de mi desgracia. Me acosté de nuevo y al agarrarme de los barrotes de la cama volví a oír el tango con más nitidez.
Al rato me encontraba en la calle: buscaba otros ruidos que atenuaran el que sentía en la cabeza. Pensé comprar un diario, informarme de la dirección de la radio y preguntar qué habría que hacer para anular el efecto de la inyección. Pero vino un tranvía y lo tomé. A los pocos instantes el tranvía pasó por un lugar donde las vías se hallaban en mal estado y el gran ruido me alivió de otro tango que tocaban ahora; pero de pronto miré para dentro del tranvía y vi otro hombre con otra jeringa; le estaba dando inyecciones a unos niños que iban sentados en asientos transversales. Fui hasta allí y le pregunté qué había que hacer para anular el efecto de una inyección que me habían dado hacía una hora. Él me miró asombrado y dijo:
-¿No le agrada la transmisión?
-Absolutamente.
-Espere unos momentos y empezará una novela en episodios.
-Horrible -le dije.
Él siguió con las inyecciones y sacudía la cabeza haciendo una sonrisa. Yo no oía más el tango. Ahora volvían a hablar de los muebles. Por fin el hombre de la inyección me dijo:
-Señor, en todos los diarios ha salido el aviso de las tabletas "El Canario". Si a usted no le gusta la transmisión se toma una de ellas y pronto.
-¡Pero ahora todas las farmacias están cerradas y yo voy a volverme loco!
En ese instante oí anunciar:
-Y ahora transmitiremos una poesía titulada "Mi sillón querido", soneto compuesto especialmente para los muebles "El Canario".
Después el hombre de la inyección se acercó a mí para hablarme en secreto y me dijo:
-Yo voy a arreglar su asunto de otra manera. Le cobraré un peso porque le veo cara honrada. Si usted me descubre pierdo el empleo, pues a la compañía le conviene más que se vendan las tabletas.
Yo le apuré para que me dijera el secreto. Entonces él abrió la mano y dijo:
-Venga el peso.
Y después que se lo di agregó:
-Dese un baño de pies bien caliente.

lunes, 8 de septiembre de 2008

"Otra vez los ausentes" Mario Benedetti (uruguayo)

Otra vez los ausentes

No están y yo los busco inútilmente
ellos son los ausentes / en el caos
los tuve al lado mío / e imagino
que aún oigo sus pasos sus canciones

es perpetuo el recuerdo y sus imágenes
su amistad tan errante y tan segura
fuimos socios del mismo purgatorio
y padecimos de la misma espera

intercambiamos látigos y escudos
y encendimos la vieja llamarada
intercambiamos sangres y agonías
y despertamos juntos en la aurora

vaya a saber en qué pozo del tiempo
se escondieron sus ojos y sus manos
la nostalgia los trae al más acá
y el recuerdo hecho trizas nos alude

se fueron o los fueron /en qué guerra
con poquísima gloria y sin laureles
habrán quedado sus huesitos limpios
diciéndole a la historia otras historias.

jueves, 4 de septiembre de 2008

"Manos" Juan Ramón Jimenez (español)

¡Ay tus manos cargadas de rosas! Son más puras
tus manos que las rosas. Y entre las hojas blancas
surgen lo mismo que pedazos de luceros,
que alas de mariposas albas, que sedas cándidas.

¿Se te cayeron de la luna? ¿Juguetearon
en una primavera celeste? ¿Son de alma?
...Tienen esplendor vago de lirios de otro mundo;
deslumbran lo que sueñan, refrescan lo que cantan.

Mi frente se serena, como un cielo de tarde,
cuando tú, como tus manos, entre sus nubes andas;
si las beso, la púrpura de brasa de mi boca
empalidece de sus blancor de piedra de agua.

¡Tus manos entre sueños! Atraviesan, palomas
de fuego blanco, por mis pesadillas malas,
y, a la aurora, me abren, como son luz de ti,
la claridad suave de oriente de plata.



Juan Ramón Jiménez, (Español, 1881-1958)








miércoles, 3 de septiembre de 2008

"Poesía en estado natural "(fragmento) Luís Marcelo Pérez , uruguayo

Viendo cómo muerden los ojos, en

la tristeza húmeda de los hombres

tiemblo

bajo un paisaje sin cielo.



Todo tiempo es reflejo

de quietud

de movimiento

de infinito

anhelando alcanzarse a sí mismo.



Luis Marcelo Pérez, (Uruguay)